Rincones

Acabo de llegar de uno de mis rincones favoritos que descubrí hace dos meses. Ojalá pudiera caminar por la arena, pero no puedo por mi lesión en el pie (prohibido por el fisio y porque llevo muleta). Así que, aparco justo delante, camino unos cuantos metros, y mientras la gente va y viene, me siento en plena oscuridad oyendo el sonido del mar. Me encanta mirar hacia arriba, ver un cielo estrellado y una luna difuminada por el movimiento en el agua. Arriba, contemplada en toda su plenitud, me enamora.

Con lo fácil que sería cerrar los ojos, y pensar que no ha ocurrido...


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